Thursday, July 13, 2006


Una gran nube de tormenta velaba todo su ser, y una emanación perniciosa la precedía, como la tensión en la atmósfera que precede al rayo. Sus seres queridos que ya conocían las señales que anunciaban sus arrebatos, se encogían ante la inminencia de la ocomentida del temporal, que soportaban como las pequeñas islas soportan año tras año los tifones, resurgiendo de cada ataque con mas amor, ilusionados por ver el sol de su sonrisa, y su alegría, cuando la ira pasara, entendiéndolo y acompañándolo en los momentos buenos o malos, porque sabían que en esos momentos de locura la persona que amaban no estaba, se encontraba recluida en un rincón de su mente esperando como ellos que la furia que lo mantenía prisionero pasara dando paso a la calma y la felicidad radiante de un día de primavera, que les ayudara ha prepararse y afrontar la próxima tormenta que sin remisión llegaría, con la esperanza de que otra vez pasaria y el amor consiguiria restaurar de nuevo la esperanza, esa que por amor nunca se pierde.

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